El Barcelona sueña y sufre con la Champions. Torturado por el recuerdo de la eliminación en Roma y aguijoneado en el orgullo por los títulos del Real Madrid, el conjunto catalán sabe que sólo ganándola expiará sus demonios. Hoy recibió al Olympique de Lyon por octavos de final, preocupado por el 0-0 de la ida y por el desparpajo de los franceses. Estuvo al filo de la navaja en la segunda mitad, pero reaccionó y terminó goleando por 5-1. Arturo Vidal ingresó en la segunda mitad y no defraudó.
La escuadra de Ernesto Valverde se adueñó de la pelota sin oposición. Iluminada por la simpleza de Arthur en la salida, confundía al rival con sus combinaciones fluidas y desmarques de ruptura. El golero Anthony Lopes, que más tarde se iría reemplazado, le negó dos veces el gol a Lionel Messi. Sin embargo, la apertura de la cuenta era una cuestión de tiempo. Luis Suárez cayó en el área y la “Pulga”, con una definición a lo Panenka, puso el primero a los 18’.
Casi empata la visita en la jugada siguiente. Pero los blaugranas, subidos a la cresta de la ola, ni se inmutaron y mantuvieron su asedio. Jordi Alba siempre encontraba un socio para llegar hasta línea de fondo y Suárez ganaba todos sus duelos. El plan de Bruno Genesio se iba al garete. Su línea de cinco defensores era rajada y no lograba activar al habilidoso Nabil Fekir en ataque.
Una hermosa combinación entre Arthur y Suárez acabó con Coutinho definiendo con el arco a merced a los 31’. El “Pistolero” charrúa y el astro argentino estuvieron a punto de estirar la ventaja antes del descanso.
La segunda mitad arrancó con Fernando Marcal sacando en la línea un picotón de Messi. Los culés bajaron las pulsaciones y se agruparon para salir a la contra. Lo pagaron caro. Tras una serie de balones peleados en el área local, Lucas Tousart descontó en el 58’. Una fría brisa recorrió el Camp Nou. Un gol más le daba la clasificación a Les Gones.
El elenco galo se desató. Se fue a apretar arriba y rompía con su juego vertical. Fekir sacó un duro disparo que se fue a centímetros y Memphis DePay por poco conecta un centro en área chica. El Barcelona caminaba sobre la cornisa y seguía dilapidando ocasiones. Coutingo, luego de sacarse al arquero, sacudió la parte externa de la red.
Buscando dar batalla en la mitad de cancha, Valverde mandó al Rey a la cancha a los 74’ en reemplazo de Arthur. Como en tantas otras ocasiones, apareció Messi para disipar la angustia.
El “10” condujo, dejó a dos rivales sentados y con un derechazo convirtió el gol de la calma en el 78’. Dos minutos después, se lanzó en una carrera trepidante, atrajo rivales y filtró un pase exquisito para que Gerard Piqué sentenciara la eliminatoria. Con el Lyon rendido, el líder de la Albiceleste lideró otra contra que Ousmane Dembélé remató a los 86’.
El sueño de la Champions sigue vivo. Ya no hay rivales fáciles. Pero por esta noche el Barça puede soñar con un título que le es esquivo desde 2015 y Vidal con la única corona que le falta a su abultado palmarés.
Felipe Sántibañez/ATON Chile