Cobresal pasó de las alturas a lo más hondo del barranco. La alegría por el título conseguido en 2015 se convirtió en tristeza por el descenso dos años después. Tras una temporada en la que siempre estuvieron peleando en la parte alta de la tabla, tenían ante Cobreloa la oportunidad de sacudirse de sus demonios. En El Salvador vencieron por 2-1 y hoy era la prueba de fuego. Sufriendo, rescataron un empate a dos en el Estadio Zorros del Desierto que selló su regreso a Primera División. El calvario acabó.
Cobreloa, impulsado por su gente y por su historia, tuvo un inicio chispeante. El elenco de Rodrigo Meléndez mandaba con la pelota y presionaba para provocar el error del rival. La visita resistía el asedio con la guardia alta, depositando todas sus esperanzas en la velocidad del punzante Juan Gaete y en la presencia siempre amenazante de Ever Cantero.
Los loínos, con Lucas Simón como faro ofensivo, machacaban sin parar. El cuadro naranja era mucho más, pero un increíble error sembró el pánico en Calama. Un balonazo sin sentido de Flavio Rojas fue metido en arco propio por Miguel Sanhueza cuando intentó despejar. Iban 10’.
El local perdió los papeles. No tenía movimientos ni arrebato individual para alterar el encuentro. Jorge Luna estaba poco fino. Ignacio Jara parecía un fantasma del futbolista que ha encandilado durante toda la campaña. Lucas Simón hacía lo que podía con lo poco que le llegaba. La visita, en tanto, se defendía con aplomo y asustaba con un remate de Gaete que se fue por pocos centímetros sobre el travesaño.
Meléndez mandó a la cancha a Felipe Fritz al inicio del complemento y el delantero rápidamente agitó el duelo. Recortó por el centro a pura gambeta y a la entrada del área habilitó a Pablo Parra para que pusiera el empate a los 52’.
El gol desató a los naranjas. Con un renovado Ignacio Jara jugando de enganche, los dueños de casa arreciaban el área del elenco de Gustavo Huerta. Ni los proyectiles que cayeron sobre el arco de Sebastián López y que pararon el partido por unos momentos frenaron su ímpetu. Miguel Sanhueza desvió un cabezazo que pudo redimirlo de su error y López tuvo una atajada de póster para evitar el tanto de Matías González.
La estructura de Cobresal parecía a punto de resquebrajarse. Sin embargo, Gaete salió al rescate en el peor momento. El extremo remató con un furibundo zapatazo una contra magistralmente conducida por Francisco Castro a los 68’ y le devolvió la ventaja a los suyos.
Parecía que era el final de la película, pero los calameños apelaron a su épica. Apenas dos minutos después, Parra aprovechó una gran jugada de Guillermo Firpo para decretar la igualdad.
El dueño de casa inclinó la cancha y arremetió a la desesperada. El encuentro se jugaba mayoritariamente en los últimos treinta metros de la cancha. Necesitaba un gol para forzar los penales. Sin embargo, salvo una volea insípida de Parra y uno que otro centro en busca de Simón no hubo ocasiones de peligro. Los Legionarios, en tanto, estuvieron cerca de sentenciar. La “Araña” Olivares se tuvo que exigir al máximo para taparle un remate a Nelson Sepúlveda y González sacó en la línea un remate del “Pancho” Castro.
En los descuentos, con el tic tac del reloj aguijoneando al cuadro que supo ser finalista de Copa Libertadores, Sebastián Romero tuvo la gloria en sus pies. Ahí emergió la figura de López, quien se jugó su físico para detener el remate a quemarropa. Él y sus compañeros pueden decir que son de Primera.
ATON Chile/F.S.